Al promediar el medio día se compartió el almuerzo campestre con sabor a leña, lindo majadito batido de pato y su huevo criollo, juca, plátano y ensalada, acompañado con refresco de temporada.
Hubo momentos de deporte, esparcimiento, charla y descanso.
Casi inmediatamente después del almuerzo campestre, se partió al rio Guendá para un rato de esparcimiento, convivencia y alegría, para retornar a Santa Cruz, llevando la experiencia de la alegría del encuentro con Dios en la naturaleza y el encuentro comunitario creando más lazos de fraternidad, compromiso y alabanza a Dios por la creación.